jueves, 25 de febrero de 2016

Un mundo controlado por robots




Está muy vista la típica película en la que unos robots se rebelan contra los humanos y dominan el mundo. Muchas veces nos hemos llegado a preguntar si esto podría suceder algún día, pero no nos paramos a pensar si está actualmente ocurriendo. ¿Qué pasaría si de repente todos los aparatos electrónicos de la Tierra se apagaran para siempre? ¿Acaso no estamos condicionados por ellos en nuestro día a día?

Hoy en día, prácticamente todas las personas de un país desarrollado poseen ordenador, teléfono móvil o televisión. Estos inventos han supuesto un gran avance y han aportado mayor comodidad a nuestras vidas, pero poco a poco se han ido infiltrando en nuestros espacios personales, invadiendo nuestra privacidad. Esto se ve claramente en el tiempo empleado en la tecnología: ¿cuántas veces se han quejado nuestros padres de que ellos a nuestra edad salían mucho más a la calle, que no veían tanto la televisión o que no tenían “maquinitas”?

Por otra parte está Internet, un invento tan fabuloso que ya nadie sabría cómo vivir sin él. Es verdad que gracias a esta enorme colección de conocimientos tareas cotidianas como los trabajos escolares se han facilitado considerablemente. No obstante, la misma herramienta provee a los menores sin ninguna dificultad de material inadecuado y, a veces, hasta dañino. Las redes sociales también nos dan la oportunidad de conocer más gente y estar en contacto con nuestros amigos en cualquier parte del globo; pero hay que estar atento, pues muchos usuarios esconden una identidad falsa en la que no debemos confiar bajo ningún concepto. De todos modos, numerosos estudios han demostrado que la gente emplea demasiado tiempo en Internet.

En conclusión, creo firmemente que las nuevas tecnologías son un aspecto positivo en nuestras vidas siempre y cuando sepamos controlar su uso adecuadamente y no generar dependencia excesiva, pues ciertamente es una gran contradicción que en un mundo en el que se ensalzan las libertades y los derechos se viva esclavizado por las nuevas tecnologías.

Santiago Cancio, 4º ESO C